LA EDUCACIÓN DEL FUTURO EN LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN
ARTÍCULO
ELABORADO POR MARÍA LIZULI VELÁZQUEZ ÁVILA
Hasta hace unos pocos años pensar en que las computadoras ocuparían, como la televisión, un lugar privilegiado en cada casa era un sueño lejano, quizás inalcanzable. Pensar que pudiera contemplarse a la televisión como una herramienta valiosa de aprendizaje en el sistema educativo era casi imposible. Se les llego inclusive a satanizar, considerándose como el enemigo a vencer.
Ilusos de nosotros, considerar que podíamos acabar con la televisión que presentaba historias, lugares, personajes ideales o similares al contexto de nuestros alumnos, en una forma de crear y recrear historias o de ver reflejadas sus propias realidades, en contraste con una educación (la que se impartía e imparte todavía en muchas escuelas) repetitiva, memorística, sin relación con sus necesidades e intereses.
A través de las nuevas tecnologías insertas en los celulares, computadoras personales entre otros que permiten a los niños, adolescentes y jóvenes tener comunicación con personas en casi cualquier parte del mundo, consiguiendo lo que tantos buscaron, manejar un lenguaje universal, el Internet. Todo esto ha provocado que las formas, tiempos, lenguajes y significados hayan cambiado, se han trasformado.
El tiempo ha pasado y con gran rapidez estas herramientas se convirtieron en los mejores maestros, amigos y compañeros de los niños, adolescentes y jóvenes de ahora. La sociedad actual en un intercambio de influencias entre los avances tecnológicos, las trasformaciones culturales y sociales, la re conceptualización de estructuras como la familia, democracia, cooperación, libertad, la dinámica social, cambios de roles y estereotipos tiene más y mayores estímulos a su alrededor, se habla de inteligencias múltiples, de competencias, de desempeños, de ritmos y formas de aprendizaje.
Pero desafortunadamente, la mayor parte del magisterio mexicano parece no darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, como si las escuelas estuvieran inmersas en burbujas a las que no toca ni el tiempo ni lo que sucede fuera de ellas, aferrándose a considerar que todo tiempo pasado fue mejor (incluyendo las formas de enseñanza y aprendizaje) y que siempre el problema es afuera, no dentro de la escuela, manteniendo la enseñanza tal cual fue aprendida por ellos cuando estudiantes, cambiando láminas por pizarrón electrónico o presentaciones en power point, pero con la misma dinámica de trabajo en donde se considera que el alumno no puede aportar al proceso, que no sabe y que su papel es aprender.
Vemos a los alumnos manejar con maestría sus celulares, las computadoras cuando están frente a ellas, pero provoca miedo en los profesores pensar que puedan saber más que ellos, los escuchamos hablar de mundos virtuales, subir videos a la red, chatear con compañeros y amigos, bajar información del Internet, y en muchas ocasiones, los profesores no tenemos ni idea de cómo se realizan estos procesos y por lo tanto, desconocemos su utilidad, sus alcances y sus defectos.
Ante estas nuevas sociedades, la escuela como estructura y herramienta de control tradicional, tiene un reto ante si, renovarse o morir, aunque pareciera una frase trillada es tan real que de no realizarse esta renovación, esta transformación, la escuela perderá todo sentido educativo y mantenerse tal vez, solo por la función del cuidado de los menores de edad durante el tiempo que los padres se encuentran trabajando en una sociedad cada vez más violenta, agresiva e insegura.
Así, la educación está a cargo de la sociedad y los medios que ella tiene para comunicar, aún sin saberlo, o sin querer darse cuenta, sin hacernos responsables. Aun en esa inconsciencia se va creando una sociedad que no es la que se espera, la que se desea, sino que pierde todo lo que de humano tiene el hombre, donde solo importa el consumismo, en un desgaste de las relaciones humanas, del medio ambiente que inevitablemente camina hacia la destrucción del hombre por el hombre.
Estamos sin quererlo, sin darnos cuenta, en un mundo globalizado, en la búsqueda de la sociedad del conocimiento tratando de hacer la transición del mundo de la información a un mundo donde se comparte el conocimiento por todas las formas posibles, buscando dar a los seres humanos una calidad de vida que involucre la equidad, la igualdad, disminuyendo la pobreza cada día más acentuada. La mayor y mejor herramienta para esta globalización han sido los medios masivos de comunicación, que han vuelto realmente eficaz, eficiente y uno, el sistema económico prevaleciente.
La pregunta entonces es, si esto se ha podido hacer para difundir un solo sistema económico como forma de producción y consumo mundial a través de los medios como la televisión, el Internet, el celular, etc., ¿por qué no hacer el mismo uso de ellos con fines educativos establecidos, buscando formar al ciudadano del mundo actual, que las sociedades necesitan, que pueda aprender a vivir y convivir consigo mismo, con los otros y con el medio que le rodea?
No se trata de dejarnos dominar, deprimirnos en la consciencia de que no se puede hacer nada, darnos por vencidos antes de probar, se trata de ser prospectivos y proyectar en consecuencia, pero para ello tenemos que saber qué clase de sociedad queremos formar.
Solo al saber de qué clase de sociedad queremos formar parte, podremos trazar una ruta, un camino, haciendo lo necesario para llegar al ideal que nos formamos, haciendo uso de lo que está a nuestro alrededor para mejorar, primero como seres humanos y por consiguiente como sociedad, creando a través de los medios masivos de comunicación redes que trabajen por mejorar el contexto actual, en una participación responsable y decidida de cada uno, aprendiendo de los otros y con los otros, en una formación permanente.